¿Qué marca la diferencia en tu Comunicación?
Hablar, hablamos todos. O casi todos.
¿Y qué me dices respecto a comunicar?
Si estás leyendo este artículo, probablemente sea porque buscas esos tips que te marcarán el camino para ser un mejor orador, para realizar esa presentación con confianza o comunicarte con tu equipo de forma efectiva y asertiva.
Y eso está muy bien.
Peeeeeeeero…
Este “pero” es fácil de comprender.
El foco, cuando hablamos de comunicar, solemos colocarlo en nosotros.
¿Eso es incorrecto?
No, aunque no debemos olvidar que una conversación tiene dos caras inseparables y ambas esenciales para el arte de la comunicación.
¿Qué tipo de comunicador eres?

¿Has pensado en cómo son tus habilidades comunicativas?
Piénsalo: ¿eres un buen conversador o divagas?
¿Eres un oyente atento, o tiendes a interrumpir?
Hemos de ser muy honestos con nosotros mismos si deseamos mejorar como comunicadores, e indefectiblemente, como personas.
¿Cómo dominar el arte de la conversación?
Dominar el arte de la conversación es sencillo si sabes cómo:
Habla cuando sea tu turno de intervención y respeta el turno de los demás.
1_Piensa antes de hablar.
La primera regla de la conversación es pensar antes de decir algo. La diferencia la marca el momento en que piensas.
Si piensas la contestación mientras tu interlocutor te está hablando y dejas de prestarle atención, te estás perdiendo parte de su discurso y tu respuesta corre el peligro de no ser la más idónea.
Así pues, tómate tu tiempo para pensar antes de hablar.
2_ Di lo que quieres decir.
En ocasiones tenemos una idea que no hemos madurado lo suficiente, o nos aferramos a una opinión que no podemos mantener por falta de reflexión.
La fuente más común de conflictos son los mensajes confusos. Di exactamente lo que quieres decir. Piensa lo que quieres decir y sé muy preciso a la hora de transmitir tu mensaje.
3_ No te andes por las ramas.
Los comunicadores efectivos no se andan por las ramas, especifican. Si quieres algo, pídelo. Si quieres que alguien haga algo, di exactamente lo que quieres que haga. Es importante asegurarte de que ha recibido el mensaje correctamente. Recuerda, no son videntes.
4_ Sé conciso.
En ocasiones deseamos transmitir tantos conceptos a la vez que el resultado final es un galimatías. No desperdicies palabras. La confusión crece en proporción directa al número de palabras utilizadas. Habla claro y con brevedad, usando frases cortas y familiares.
5_ Sé REAL.
Cada uno de nosotros tiene una personalidad (una combinación de rasgos, patrones de pensamiento y creencias) que marcan nuestro estilo comunicativo.
Si te comunicas con autenticidad y naturalidad, mostrando la mejor versión de ti mismo, conseguirás ser mucho más cercano y convincente.
6_ Habla en imágenes.
El dicho que dice que “una imagen vale más que mil palabras” no siempre es cierto. Pero las palabras ayudan a las personas a visualizar conceptos. Ten en cuenta que las imágenes pueden sustituir a las palabras y representan un soporte de gran ayuda a la hora de comunicar un mensaje.
Pero hablar o enviar mensajes es sólo la mitad del proceso.
Para ser un excelente comunicador es fundamental saber escuchar.

Imagina que vas conduciendo por la ciudad una fresca y despejada mañana de enero. Observas que el semáforo que tienes delante cambia de ámbar a rojo y frenas.
La información del cambio de color es solo una parte del proceso comunicativo.
En la comunicación también interviene el peatón, que observa tu frenada, mira el color del semáforo para él y cruza. Se ha producido una conversación entre el peatón y tú. Ambos habéis emitido un mensaje (una acción) y ambos os habéis comunicado.
Entonces, cuando te toque escuchar …
1. Hazlo con genuino interés.
Escuchar, como hablar y escribir, requiere un interés y una atención genuinos. Si no te concentras en escuchar, no aprenderás mucho, y no recordarás mucho de lo que aprendes. La mayoría de nosotros conservamos solo el 25 por ciento de lo que escuchamos. En la medida que aumentas tu atención, aumentas tu comprensión, tu retención y tu efectividad.
Hay una frase que me gusta:
«Mientras estás hablando, no estás aprendiendo».
2. Mira con “buenos” ojos.
Si solo escuchas con tus oídos, te estás perdiendo gran parte del mensaje. Los buenos oyentes mantienen los ojos abiertos mientras escuchan. Fíjate en los gestos faciales, descifra sus sentimientos. Aprende a leer sus mensajes. Mientras el orador está enviando un mensaje verbal, su cara puede estar diciendo: «Hablo en serio», «Es broma», «Me duele decirte esto» o «Esto me alegra».
3. Observa estas señales no verbales cuando escuches a las personas:
Frotar un ojo. Cuando escuches: «Supongo que tienes razón», y el orador se frota un ojo… , no está muy convencido. Frotar un ojo a menudo es una señal de que el hablante está teniendo problemas para aceptar algo interiormente.
Mirar fijamente y parpadeando. Si ves a tu interlocutor mirando al techo y parpadeando rápidamente, es que está considerando el tema en cuestión.
Sonrisas torcidas. La mayoría de las sonrisas genuinas son simétricas. Y la mayoría de las expresiones faciales son fugaces. Si una sonrisa es perceptiblemente torcida, probablemente se trate de una sonrisa falsa.
Ojos que evitan el contacto. La falta de contacto visual puede ser un signo de baja autoestima, pero también puede indicar que el orador no está siendo sincero.
No sería prudente tomar una decisión basada únicamente en estas señales visibles, aunque son valiosos indicadores de alerta a tener en cuenta.
4. Hacer las cosas fáciles.
Las personas que saben escuchar, los buenos oyentes, manifiestan interés por lo que las personas les dicen y son facilitadores. Dejan claro que están interesados en lo que la otra persona tiene que decir. Por el contrario, los malos oyentes dificultan la comunicación y las personas cercanas evitan acudir a ellos con información importante.
Seguir estos consejos te introduce en la senda del buen comunicador. Y no lo olvides, ocurre como con Telepizza:
“El secreto está en la práctica”.
Mónica Revolucionaria
Comunicación Revolucionaria
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