Mi viaje
De la sombra a la luz.
Del miedo a la libertad.
¿Habéis rechazado alguna vez grandes oportunidades, ya sean profesionales o sociales, por tener miedo de hablar en público?
Mi nombre es Mónica y hubo una época en mi vida que exponerme ante el público me impidió desarrollarme PROFESIONALMENTE.
Temblores, sudores fríos, estómago destrozado y síndrome de la memoria en blanco era lo que sufría en cualquier evento. Las situaciones en las que tenía que relacionarme con posibles clientes se convertían en mi mayor pesadilla.

Esta incapacidad para sentirme cómoda hablando con un público desconocido me provocó grandes quebraderos de cabeza y situaciones tragicómicas. Recuerdo una vez que el presentador deseaba darme las gracias en público por el evento que había organizado y yo, roja como un tomate, fui incapaz de pronunciar una sola palabra.
Y esto no fue una, sino muchas veces. Muchas.
Hay gente como yo, que necesita tropezar muchas, muchísimas veces con la misma piedra para darse cuenta de que ni puede ni quiere seguir así.
Y llegó mi día. Dije basta. Me cansé. No quería seguir sintiendo que me estaba perdiendo algo, y sobre todo, que no podía aportar mis ideas, mi sentir, mis proyectos en mi entorno profesional. Si nadie te conoce, si nadie conoce tus proyectos o tu trabajo, eres anónimo, laboralmente no existes.

No fue fácil llegar a un acuerdo con todos mis demonios personales.
Una cosa es decir ¡basta! y otra cosa ponerse en marcha. Tantos años de parálisis no se sacuden de la mañana a la noche.
Las dudas fueron constantes: ¿y ahora qué? Solución: Internet.
Con tanta información, ¿qué hago? Argggg, sufro infotoxificación.
Mi aprendizaje: Dar el primer paso aunque no sea en la dirección correcta.
Tardé mucho tiempo en ‘limpiar’ el trigo de la paja, lo útil de lo superfluo.
Sin embargo, había pasado el tiempo y lo único que hacía era leer o acumular conocimiento.
Era momento de tomar otra importante decisión:
Realizar mi primera formación especifica en comunicación.
No aprendí nada nuevo pero me sirvió para algo importante. De nada sirve la información si no lo pones en práctica.
El darme cuenta de que mi único problema era que no aplicaba las herramientas adecuadas, fue revelador.
Pero no nos engañemos, sentirse a gusto en la propia piel y ser capaz de transmitirlo, lleva su tiempo. Lo fundamental es comprender y aceptar que todo es PRÁCTICA, PRÁCTICA y PRÁCTICA.




Puedo decir que hoy en día subo a escenarios de toda índole y condición por puro placer, disfrutando y sin dolor de estómago. Me puedes encontrar en
un bar dando un discurso,
formando a profesionales en habilidades comunicativas,
sobre un escenario presentando un producto,
transformando a empresarios que desean influenciar y persuadir a su equipo, clientes e inversores, en una librería dando una conferencia
o representando alguna obra de teatro en las fiestas del barrio 😉
¿En qué me parezco a la Mónica de hace unos años? En el nombre.
El atravesar miedos, empodera.
El conquistar metas, satisface.
Comunicar de forma efectiva, TRANSFORMA.
Ésta fue mi revolución.
Y tú,
¿quieres ser un Comunicador REVOLUCIONARIO?
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